Un toro obligó a varias personas a saltar por un balcón
En un giro surrealista, el tranquilo ambiente del Ayuntamiento de Cogolludo se vio sacudido por un inusual protagonista: un toro que irrumpió en el salón de plenos durante un festejo taurino en el municipio. El incidente, que combinó sorpresa y caos, dejó a los presentes desconcertados y obligó a una evacuación inesperada, incluso por el balcón del mismo edificio. Ocurrió en 1956.
En el marco de la XXXIX Semana Cultural de Cogolludo,César Pérez de la Sociedad Cultural Amigos de Cogolludo (SADECO) ofreció una visita guiada temática por el casco histórico para resaltar anécdotas poco conocidas del lugar.
Dentro de estas historias singulares, resaltó el curioso incidente ocurrido en 1956 durante la celebración de festejos taurinos. Un toro herido por la espada de Aurelio Calatayud entró en el Ayuntamiento tras ser citado por los mozos del pueblo, que solían dejar abierta a propósito la puerta para propiciar su entrada, algo que ese año realmente ocurrió. Subió las escaleras y llegó hasta el salón de plenos, forzando a los espectadores a abandonar el recinto saltando por el balcón.
Algunos de quienes estaban en el balcón eran los músicos de la banda. “Testigos presenciales recuerdan como volaban bombos, clarines y trompetas por el balcón, hasta que el salón quedó desierto”, contaba Pérez. Solo quedó la maestra, que no se tiró. “Las malas lenguas dicen que porque no llevaba ropa interior”. La estrechez del balcón la protegió de la embestida del toro. Fue el propio Aurelio Calatayud quien subió, gateando por la ventana, y apuntilló al toro. Se llevó la ovación de la tarde.
La visita también exploró la Iglesia de San Pedro, testigo de derribos, saqueos y ampliaciones históricas, así como detalles poco conocidos como las pinturas de Matias Ximeno en las pechinas. El guía César Pérez también compartió historias sobre los mallorquines en Cogolludo durante la contienda, cuyos diarios arrojan luz sobre la vida en el pueblo en 1937.
De igual, forma, relató hechos como el juicio contra una familia de judíos conversos en el siglo XVI, ajusticiados todos ellos en la hoguera, en Toledo; los estragos que causó la peste negra en Cogolludo, en 1599, provocando la muerte de más de 1.000 personas; la toma de Cogolludo por las fuerzas nacionales el 11 de marzo de 1937 y el posterior fusilamiento de 5 milicianos, suceso del que han aparecido imágenes el año pasado; recordó los lugares que albergaron los hospitales cogolludenses en la Edad Media, y sus elevadas tasas de mortalidad; e incluso habló de un crimen irresoluto, que se perpetró en la villa en 1852. Curiosamente, en las recientes excavaciones de la nevera medieval-ya visitable-aparecieron todo tipo de objetos. Uno de ellos fue una pistola que, por su fecha de fabricación, “bien pudo haber sido el arma homicida de aquel crimen”, contó. Ahora la custodia el Ayuntamiento.