Viernes, 18 de Abril del 2025

Un alcarreño descubre que su abuelo posó en una foto de la Guerra Civil que dio la vuelta al mundo

FCV
16/02/2025 . 18:45

Durante los días 17 y 18 de julio de 1936, un grupo de militares se levantaba en armas para derrocar la Segunda República, movimiento que daba paso a la Guerra Civil, que duraría tres años. Un día después, el 19 de julio de 1936, parte de la población que se consideraba partidaria del bando sublevado, se levantaba en armas en Barcelona contra el Gobierno de la República. El guardia de asalto Mariano Vitini apuntaba su fusil, apoyado sobre un caballo muerto, contra las tropas rebeldes, en la esquina de las calles Diputación y Roger de Llúria de Barcelona. A su lado, estaba Francisco Lorente, para sorpresa de un guadalajareño y su familia, con raíces en Muduex. El tercero que aparece aún no se ha podido identificar.
  

La foto, un posado con el título Guardias de asalto tras una barricada de caballos, se sabe que es una recreación posterior a una refriega donde los caballos que tiran de una pieza de artillería –inmortalizados- quedaban fatalmente heridos. El fotoperiodista Agustí Centelles, considerado, junto a  Robert Capa, el más relevante de la contienda, vislumbraba la que podría ser una gran instantánea, como así fue, dejando plasmado para siempre el inicio justo de la Guerra en Cataluña y concretamente en las calles de la Ciudad Condal, motivo por el cual se convirtió en una de los testimonios gráficos más importantes del siglo XX.

Tal fue su importancia y calidad de encuadre que llegó a ser publicada como foto de portada el 1 de agosto de 1936 en el periódico estadounidense Newsweek, no sin pasar por la primera plana de numerosos periódicos de tirada nacional, como La Vanguardia, Diario Gráfico o Ahora. 

Daniel Lorente es funcionario del Estado con raíces en Guadalajara. Su madre, Ana María Lamparero, es natural de Muduex -su bisabuelo hizo el campanario de la iglesia-. Su padre, Luis Lorente Codorniú, se casó con Ana María Lamparero en 1962. Vivió con ella en Suecia hasta 1972 cuando regresaron nuevamente a España, concretamente a Guadalajara. Daniel, tras 18 años de investigación, ha descifrado la identidad del segundo retratado. Se trata, nada menos, de su abuelo, Francisco Lorente. Esta persona es la que se encuentra al lado de Mario Vitini, a su izquierda, en el centro de la imagen. Se desconoce la identidad del tercero en discordia.

Daniel consiguió una gorra de Guardia de Asalto como la de su abuelo.

Su progenitor siempre les habló con cierta admiración hacia su padre Paco y sus logros, “pero todo de oídas, por otras personas y de manera algo inconexa, tal vez porque la gente de antes no entraba a hablar en materia personal”, describe Daniel. 
    “Pasados los años pude confirmar que el abuelo había sido Guardia de Asalto en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya Nº 257, en su página 1089, el martes 14 de septiembre de 1937, donde la Governació de Assistencia Social realiza una reasignación de efectivos, guardias de asalto, desde Barcelona a otras plantillas entre ellas Tortosa”, relata. En esa publicación y concretamente en la página 1093 en la columna del centro aparece el nombre familiar e inconfundible, si bien en catalán, de Francesc Lorente i Andreu.
    Daniel, apasionado por lo antiguo, pudo conseguir, no sin esfuerzo, una rarísima gorra de Guardia de Asalto del Ejército Popular de la República, ensoñando que su abuelo llevaría una igual. “Esto me hizo volver a rescatar el tema. Mientras charlaba con mi padre de la importancia histórica del objeto recientemente adquirido y su relación con nuestra familia, le enseñaba fotos de Internet con el móvil de aquellos aguerridos policías abocados a defender por juramento a toda costa la República y concretamente los destinados en la ciudad de Barcelona”.


Medios nacionales e internacionales se hicieron eco.

En un momento determinado, Luis se paró sorprendido e incrédulo, mudando su rostro, ante una de las fotos, diciendo sobresaltado: “¡Es mi padre! Con la incredulidad del momento, me encomendó enseñársela a mi madre para así confirmar lo que parecía del todo imposible”. Ampliando la foto y a su vez recortando el rostro del guardia que parecía ser su abuelo, se la mostró. “Enseguida confirmó: ¿Esa foto del abuelo de donde la has sacado?”, recuerda Daniel.
Ese fue el momento de inflexión cuando se puso manos a la obra.  “Estudié toda la información que pude hallar de la foto icónica y descubrí para mi sorpresa que en 88 años solo se había identificado al guardia de asalto en camiseta de hombrillos, Mariano Vitini. “¡Qué raro!” pensé”. A su abuelo se le veía en la foto si cabe con mayor claridad. “Para mí ha sido súper emocionante cuando averigüé que la persona que estaba en la foto era mi abuelo Paco”, recalca. 

Fotografía original a cargo del fotógrafo Agustí Centelles.

El estudio lo inició en 2004, justo al comienzo de su carrera en la función pública. Él emprendió la ardua y prolongada investigación para corroborar científicamente lo que su padre, su madre, su tía Concha y él ya sabían. El documentalista, gestor cultural y fotoeditor Joaquín D. Gasca, artífice de la recuperación del archivo de Agustí Centelles, contextualizó la información sin género de dudas. “Estaba en el momento y lugar cuando ocurrió el hecho. Blanco y en botella”, sentencia.


El abuelo, a la izquierda con traje de chófer, con el marqués de Santa Coloma y su hija.

Esta información le llevó a localizar a uno de los dos hijos del fotógrafo, Octavi Centelles. Contactó con un grupo de expertos en fisonomía que confirmaron con una probabilidad del 98% que se trataba de la misma persona, ya que concurren varios rasgos significativos e inconfundibles en su perfil derecho de su rostro: Lóbulo de la oreja pegado (recesivo), arco superciliar (frente) que confiere la misma forma de ceja y misma densidad vellosa, misma complexión atlética y altura con una profusión ósea muy característica en el pómulo derecho, misma forma de puente y geometría de nariz. “Todo ello acompañado a que en ese momento histórico se encuentra en la misma ciudad desempeñando las funciones de guardia de asalto con la misma categoría profesional que la foto, y teniendo en cuenta que en Barcelona había alrededor de unos 200 efectivos desplegados  hace más que improbable que se cumpliesen tantas características entre dos individuos” aporta. A ello se suma su altura y complexión atlética. 
 

El abuelo llegó a ser “piloto en prácticas”.

Toda esta información la corroboró con todo tipo de fuentes: Museo Militar de Guadalajara, el Archivo Militar de Barcelona, Archivo de Memoria Histórica, Archivo de la Fundación Pablo Iglesias, Boletín Oficial del Estado, Juzgado de lo penal número 5 militar de Barcelona y multitud de recortes de prensa histórica, se encuentran entre otras. Gracias a ellas pudo conocer el destino de su abuelo, que tras la guerra pasó por la cárcel, conductor de gravera, y posteriormente chófer y hombre de confianza personal del magnate arrocero el Señor Damián Oriol y Amigo de Íbero, III marqués de Santa Coloma.
 

Para Daniel Lorente la figura de su abuelo encarna “la férrea defensa que la policía siempre ha llevado a cabo de los gobiernos electos y los valores que transmite de un cuerpo que lucha por defender el gobierno actual y la libertad de los ciudadanos”. Francisco Lorente había hecho un juramento a la República y la defendió de la misma manera que muchos policías y guardias civiles que lucharon por defender el gobierno en aquel momento republicano “a capa y espada, de la misma forma que hace ahora en Democracia y lo ha hecho en otras etapas históricas”. 
    

“Espero así poner en valor una parte de nuestra historia familiar para conocimiento de generaciones presentes y futuras no perdiendo así nuestras raíces, sintiéndonos muy orgullosos de dónde venimos y hacer frente el futuro con esta sabiduría”, concluye.
    

Desde la izquierda, Concepción Lorente Andreu, Francisco Lorente Andreu, Cinta La Puerta (mujer de manolo) y en el centro Carmen Andreu Alexandri (madre del abuelo).

Al final de la contienda, Francisco Lorente es encarcelado por cumplir con su obligación y fue liberado tres años más tarde en libertad condicional. Agustí Centelles huye a Francia, inicialmente haciendo fotos de los republicanos que se exiliaban, pero también por miedo de ser represaliado por haber hecho publicidad al bando republicano. Allí deja su archivo fotográfico en manos de una familia. Una vez muerto Franco, Centelles vuelve a recuperar el archivo y sus fotografías empiezan a darse a conocer a principios de los 80. Este profesional de la imagen ha sido tan importante que la Biblioteca Municipal de Barcelona lleva su nombre a día de hoy.

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