“Tenemos que normalizar poder hablar de suicidio para ayudar a prevenirlo”
La pastranera Carmen Sánchez Alegre descubrió de la peor manera posible que ocultar el suicidio no sirve de nada. Tras perder a su hermano por culpa de esta lacra cada vez más presente en nuestra sociedad, y después de un duelo largo y duro, decidió convertirse en activista para prevenir que más familias tengan que pasar por lo que está pasando la suya. Por eso escribió ‘¿Hablamos de suicidio?’, para que dejemos de percibir esta realidad como algo que esconder y entendamos que si hablamos de ella correctamente, estaremos ayudando a que cada vez se repita menos.
¿Este libro nace de la necesidad de escribirlo?
La verdad es que sí. Cuando todo esto ocurrió, en verano de 2018, desde el primer momento se generó en mí una sensación de que esto no podía ser que hubiera ocurrido y ya está, que hubiera sido en vano. Sentí que tenía que hacer algo, que no podía ser que esto fuera una realidad tan desconocida a la vez que tan presente en nuestra sociedad, siendo la segunda causa de muerte en España, la primera entre los jóvenes. No podía ser que esto le hubiera ocurrido a mi hermano y que nosotros no hubiéramos tenido ningún tipo de información para poder identificar lo que le estaba ocurriendo. Se generó esa sensación de “hay que hacer algo”. Evidentemente, el duelo por suicido es muy largo y muy duro, así que los dos primeros años no fue posible ni siquiera pensar en ello. Pero esa idea ya estaba ahí, y se cruzó en mi camino un curso sobre escritura creativa. Así que empecé a escribir en el confinamiento, y fue sanador, pero fue durísimo, porque tuve que revivir todo de nuevo muchas veces, y estando sola en casa y encerrada. Después pasaron los meses y lo retomé, con fuerzas renovadas, hasta que finalmente me decidí a publicarlo.
Una catarsis de la que se puede conseguir prevenir estas situaciones en otras familias.
Esa es la razón principal por la que he escrito el libro. Ya que no pude hacer nada por mi hermano en su momento, voy a hacer lo que esté en mi mano para intentar ayudar a otras personas que estén en la situación en la que estuvo él, o en la que he estado yo. Ese era el objetivo, y de hecho ya está funcionando, ya me está escribiendo mucha gente dándome las gracias por hablar de ello, diciendo que les ha sido de mucha ayuda. Ver que todo este esfuerzo sirve para algo, es muy bueno.
Entonces, por ejemplo, ¿en los medios de comunicación se debería hablar sin tapujos de un suicidio?
Sí. Cuando estudiamos Ciencias de la Información, nos enseñaron que no se podía hablar de ello, por la falsa creencia de que producía efecto llamada. Esa creencia se basa en el ‘Efecto Werther’, por un libro de Goethe en el que al final de la historia el personaje principal se suicida, explicado con pelos y señales. Cuando se publicó esta obra, hubo muchos suicidios de la misma forma, y ahí es donde se creó esta falsa creencia. Pero con el tiempo se ha investigado y se ha descubierto lo que se llama el ‘Efecto Papageno’, cuyo nombre viene del personaje de ‘La flauta mágica’ de Mozart, que se quiere suicidar pero al final sus amigos le enseñan otras alternativas y consiguen que no lo haga. Así, se ha descubierto que informando de forma correcta no sólo no se produce efecto llamada, sino que ayuda a su prevención. Porque las personas que se suicidan pueden tener bien algún tipo de depresión o trastorno, pero también puede ser que estén en algún tipo de crisis existencial, y las que están en esta situación pierden su capacidad mental para generar alternativas. Es una visión de túnel, no ven otra salida. Si desde los medios de comunicación y desde los ámbitos que se pueda se informa correctamente y se muestras esas otras alternativas, que se puede pedir ayuda y superar esta situación, se ayuda a prevenir que ocurran estas muertes.
Y el libro llega cuando se está hablando de salud mental más que nunca.
Es buenísimo que se empiece a hablar tanto de este tema. Cuando empecé con el libro todavía no se hablaba nada, así que ninguna editorial quiso saber nada del tema y me tocó autopublicar. Pero ahora mismo se está empezando a hablar muchísimo y, aunque todavía se haga de manera torpe, porque quien habla de ello en los medios de comunicación no cuenta con la formación suficiente, es algo muy bueno.
Ahí es donde entran los profesionales de los que habla en el libro. ¿Cuál es su importancia?
Hay un montón de profesionales que hacen un trabajo impresionante en todo lo relacionado con la prevención del suicidio. Los psicólogos de emergencias, por ejemplo, hacen una labor increíble porque su trabajo es acudir al lugar donde ha ocurrido algo para ser quienes atiendan a las personas que se han visto afectadas. Que en nuestro caso fue un suicidio, pero puede ser por un accidente de tráfico, asesinatos…; de todo. Luego, los terapeutas que acompañan durante el duelo, la psicóloga del forense, y hay un montón de colectivos que están trabajando por esto, con asociaciones como Papageno, de la que ahora formo parte. Todos hacen una labor impresionante, como Redaipis, que se centra en el acompañamiento de supervivientes y personas en duelo. O Bomberos de Madrid, donde hay una unidad de intervención en tentativas suicidas, con personal especializado para ello. Hay muchísimos profesionales que luchan día a día contra esto.
Así que la infraestructura existe, pero le falta la voz correcta.
Existe, pero no es suficiente a día de hoy. Por ejemplo, existen los psicólogos de emergencias, que son personas que atienden en momentos puntuales, pero si hay personas que necesitan una atención más seguida, en la salud pública hay profesionales buenísimos, pero muy pocos. No pueden atender correctamente a las personas que estén teniendo ideas suicidas o cualquier otro tipo de problema de salud mental. No hay recursos suficientes. Parece que se ha dado algún paso, y a raíz por ejemplo del suicidio de Verónica Forqué el Gobierno anunció el teléfono 024 contra el suicidio, pero resulta que no está activo. Eso es una irresponsabilidad enorme, porque es un teléfono al que llamarán personas que están teniendo una crisis suicida, imagínate si llaman y nadie les atiende… Hay profesionales buenísimos, pero se tienen que ver reforzados. No hay, por ejemplo, un Plan Nacional de Prevención, y es la segunda causa de muertes en el país. Sí hay un plan para la prevención de accidentes de tráfico, que funciona fenomenal, en el que se invierten millones y millones cada año, y mueren menos de la mitad de personas al año por accidentes de tráfico que por suicidios. Hay que darle más importante, porque está claro que es un gran problema de salud pública.
¿Y por dónde empezamos?
Primero tenemos que tener un cambio de paradigma, dejar de pensar que por hablar de suicidio estamos potenciándolo. Hablar de la forma correcta, claro. Al final, cuando un problema se tapa, se termina haciendo más grande. A los periodistas nos han formado para que informemos contestando a las cinco ‘W’, pero con el suicidio no se puede hacer así. No puedes dar toda la información, tienes que enfocarlo de la manera correcta, pero nos falta formación. Hay que normalizar hablar de ello, normalizar pedir ayuda y expresar cuando te sientas mal para crear un espacio seguro donde las personas que se están sintiendo de la misma manera se atrevan a expresarse. Todos hemos pasado por momentos malos, es lo más humano que hay, y cuando se conoce la historia de alguien que ha pasado por esto y ha conseguido salir de ahí de esta manera o de esta, estás logrando que la gente sienta la seguridad para hablar y pedir ayuda.
De cara a promover esa prevención, ¿qué otras acciones está realizando además de la publicación del libro?
Pues estamos organizando en Guadalajara, para el día 12 de marzo, unas jornadas de prevención y postvención, en las que se van a tratar temas muy interesantes como su tratamiento desde los medios de comunicación o cómo las fuerzas de seguridad del Estado pueden atender en crisis suicidas. También, cómo afrontar este problema desde el ámbito educativo en los colegios, todos los aspectos legales que tienen que ver con ello… Vamos a tocar todos los palos. Será durante la mañana, en el Centro Cultural Ibercaja, y pronto se abrirá la plataforma de inscripción. También voy a participar en la elaboración de unas guías sobre cómo comunicar el suicidio correctamente. Y con el libro, pues voy a hacer una presentación en el Colegio de Psicólogos de Madrid, en el de Mallorca… Todo esto, más las entrevistas que estoy dando, están muy bien, pero también remueven todo el rato lo ocurrido. Pero cuando decides que este sea tu propósito también forma parte del proceso. Si en algún momento veo que es demasiado, me tomaré un descanso para después poder seguir. Como dice mi psicóloga, llevo el dolor por bandera.
¿Dónde podemos encontrar el libro?
Se puede encontrar en Amazon, en la página www.libros.cc, se puede pedir en cualquier librería de España bajo demanda, en El Corte Inglés, en La Casa del Libro… Como ‘ebook’ también está disponible en Kindle o en Google Books. Y en Lúa, en Guadalajara, sí que tienen unos cuantos ejemplares en papel.
¿Qué mensaje quiere que quede de todo esto?
Principalmente, animo a todo el mundo a que, si en algún momento de su vida se siente mal o creen que necesitan ayuda, la pidan. Todos somos humanos, todos nos hemos sentido mal y la gente que tenemos a nuestro alrededor y que nos quiere nos va a ayudar. Y si no, también hay un montón de posibilidades, como profesionales y asociaciones.
RECURSOS DE PREVENCIÓN CONTRA EL SUICIDIO:
Teléfono de la esperanza: 717 003 717
Teléfono de prevención del suicidio: 024 (pendiente de activación)
www.papageno.es