Sigüenza se prepara para vivir sus fiestas de San Vicente
Pocos días después de que se apaguen los ecos de la Navidad, Sigüenza se prepara para vivir su fiesta patronal que, ante la cercanía del noveno centenario de la ciudad, que se celebrará precisamente el día 22 de enero de 2024, adquiere una especial significación. “Comienza la cuenta atrás”, valora José Antonio Arranz, concejal de Turismo de Sigüenza. “La Fiesta de San Vicente ha pasado de ser conocida como San Corte Inglés, a ser un atractivo turístico de la ciudad, por su sabor, su música tradicional y su iconografía tan singular”, valora José Antonio Arranz, concejal de Turismo de Sigüenza. “En torno a ella, se va a celebrar el IX Centenario de la ciudad, un evento que ya estamos preparando, recabando las ideas del pueblo y animando a participar a los seguntinos, inicialmente en la confección, entre todos, de una efeméride inolvidable”, añade María Jesús Merino, alcaldesa de Sigüenza.
Este próximo fin de semana, y ya dentro del programa, tendrán lugar algunos actos previos a la festividad que han quedado incluidos en él. En primer lugar, el viernes, 17 de enero, la cronista oficial de la ciudad, Pilar Martínez Taboada, disertará una conferencia en El Torreón sobre los prolegómenos del IX Centenario de la Reconquista de la Ciudad. El sábado, e incluido también este año en la programación de San Vicente, tendrá lugar un concierto de piano, a cuatro manos, que interpretarán dos consumados maestros del instrumento, como son Brenno Ambrosini y Olesya Jarchenko.
Además, los dulzaineros de Sigüenza vuelven a los colegios, el día 20 de enero, para explicar a los alumnos y alumnas de la ciudad, predicando con el ejemplo, cuál es la música tradicional de la ciudad, como se produjo su proceso de recuperación, abundando en el origen de la celebración.
El día de San Vicente es el 22 de enero. Miércoles este año. Será entonces cuando la ciudad conmemore los 896 años de su reconquista a los musulmanes. La víspera, es decir, el martes, día 21 de enero, es uno de los días de más hondo calado en el sentir de la ciudad. Es esa tarde cuando, a partir de las seis de la tarde, dulzaineros y redoblantes suben, tocando gaita y tamboril, por la calle Mayor hasta la Travesaña Alta. Una vez llegan a la escalinata de piedra que da acceso a la bellísima Iglesia Románica, presidida por su afamado Cristo protogótico, los gaiteros seguntinos y segovianos, todos dulzaineros de la Cofradía de San Vicente, esperan al párroco, Jesús Montejano.
Mientras lo hacen, suenan pasacalles y pasodobles, en plena calle. Desde hace muchos años, no faltan a su cita con la tradición de la ciudad clásicos de este instrumento, como Mari Carmen Riesco, o los hermanos Ramos, que sienten la fiesta tanto o más que los mismos seguntinos; ni tampoco dulzaineros de Sigüenza, como Agustín Canfrán, José Antonio Arranz o los eternos redoblantes, Carlos Blasco o Juanjo Molina. Todos, mientras tocan, llevan en su mente y en su corazón al gran José María Canfrán. Mientras cae la noche, especialmente, dejarán volar su espíritu entre nota y nota de la dulzaina, como a él le gustaba hacer. José María Canfrán fue, sin duda, quien recuperó la música de la dulzaina para Guadalajara. Autodidacta, su leyenda ocupa un lugar de honor en la ciudad, y en la fiesta de San Vicente.
A las siete, el párroco sale de la Iglesia, y, acompañado por los dulzaineros, llega hasta el número seis de la Travesaña Alta. Es la casa, con puerta de madera, de las de doble hoja, en la que se venden las rosquillas del Santo que todo el mundo compra para los días de fiesta. Según manda la tradición, debe ponerlas a la venta la familia del hermano mayor saliente de la Cofradía, que este año es Mariano Hervás Vázquez. El párroco, seguido por las gaitas, se dirige al lugar, y las rocía con el hisopo, derramando sobre ellas el agua bendita.
A partir de ese momento, los seguntinos esperan pacientemente en la Travesaña para comprarlas. Cada año se venden no menos de seiscientas docenas en un santiamén. Con los beneficios se sufragan los gastos de la Cofradía del Santo, que integran, en 2020, exactamente 136 hermanos.
Jesús Montejano se dirige después a la Plaza de San Vicente para, igual que hace antes con los bollos, bendecir la hoguera. La pira, admirablemente colocada y de casi tres metros de altura, se hace con troncos que arropan a un pino mediano, de cuyas ramas peladas cuelgan naranjas y mandarinas. Unos dicen que recordando el lugar en el que fue martirizado el Santo, patrón de Sigüenza, Valencia. Otros, afirman que se ofrecían como postre especial en ese día, cuando eran otros tiempos.
Llega entonces el momento de prender la hoguera. De eso se suelen encargar Jaime Gómez Olalla, Jesús Canfrán y Enrique Mayor. En pocos minutos, la temperatura sube, de manera que, por frío que haga en esos días en la ciudad del Doncel -aunque como dice el refrán local, por San Vicente, el invierno pierde un diente- sobra la chaqueta. Las piedras de los edificios colindantes se tiñen con el reflejo del amarillo y rojo de las llamas, mientras que los niños, expectantes, se arremolinan en torno a la hoguera. Esperan el momento en el que los troncos se convierten en carbón, para tiznarse con ellos las caras, y para tiznárselas después a los amigos.
Mientras, los Dulzaineros de la Cofradía apostados en la misma puerta de la Casa del Doncel, tocan una pieza detrás de otra, acompañados por los tamborileros. Por fin, cae la pira. Los más valientes, empiezan a saltarla.
A continuación, termina la novena en honor al patrón de Sigüenza, que comenzó ayer, día 13 de enero. La misa del día 22 la suele oficiar el obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodríguez, en la bella Iglesia seguntina de San Vicente, como será el caso este año.
XXXIII Certamen de Dulzaina José María Canfrán
Por la tarde del día 22 de enero, de manera invariable, a las 19:30 horas, comienza el Certamen de Dulzaina José María Canfrán. En 2020, alcanza su XXXIII Edición, siendo uno de los más antiguos de España.
José María Canfrán, en compañía de su redoblante, Carlos Blasco, quien todavía acompaña a las dulzainas en la ciudad y donde se tercia, comenzaron en 1986 de manera autodidacta y desinteresada a recuperar la dulzaina en Guadalajara, cuando ésta era apenas un vago recuerdo entre los mayores. A ambos les espoleó la tradición seguntina de San Vicente, y también quizá la cercanía, física y espiritual, de Segovia.
Comenzaron a acudir a todo tipo de romerías y fiestas y recuperar este ancestral sonido por toda la provincia, siempre con un claro aspecto reivindicativo respecto a la situación de abandono de nuestro medio rural, convirtiendo la dulzaina en el "grito agonizante" de muchos de nuestros pueblos, además de recuperar y trasmitir una parte de nuestras tradiciones. Los dulzaineros de Sigüenza, acompañados posteriormente por Juanjo Molina al bombo, llevaron la castellanidad de Sigüenza por numerosos festivales de dulzaina, aunque siempre la prefirieron en su contexto, el de las calles y plazas de nuestros pueblos, por pequeños que éstos fueran.
José María Canfrán fue un gaitero en el más amplio sentido de la palabra, alguien que se implicaba en la fiesta con todo respeto y que sabía sin que nadie se lo dijera, lo que tenía que tocar en cada instante. Era, por tanto, un gaitero a la antigua usanza. Empezó a tocar de manera autodidacta, escuchando a los que venían a Sigüenza y grabando cintas de las que aprendía compulsivamente. Su inquietud dio origen en el año 1988 al Certamen que lleva su nombre desde su muerte, tristemente acontecida en el año 2001. El empuje de Canfrán logró también que se abriera el Aula de la Dulzaina y Tamboril en Guadalajara que ha estuvo marcada en lo didáctico por el gran dulzainero y maestro que es Javier Barrio.
También gracias a Canfrán en el año 1997 comenzó la Escuela de Dulzaina de Sigüenza por la que han pasado profesores, el propio Barrio incluido, como Antonio Trijueque, Juan José Molina tocando el tambor, Valentín Pérez Pezuela y David Serrano. Este personaje tan querido por la ciudad es el responsable de que se haya mantenido la tradición por la dulzaina en nuestra provincia. Casi todos los actuales miembros de la Asociación son discípulos suyos. La consolidación del festival en treinta y tres ediciones ininterrumpidas y la escuela de dulzaina son el mayor homenaje que su ciudad puede hacerle al gran José María Canfrán.
En la XXXIII Edición del Certamen de Dulzaina y Tamboril José María Canfrán van a actuar: Los Dulzaineros de la Cofradía (Segovia); Tradición Viva, de Vallelado. (Segovia), Carreru & Blanco (Asturias) y Antonio de Huelva.
El día 23, jueves, será el del tradicional Bibitoque, en la Plaza Mayor, con gigantes y cabezudos, chocolates y bollos, y caramelos para los niños, además del toro de fuego.
Además, y entre los días 24 y 26 de enero, tendrá lugar la VIII Edición del Festival Segontia Folk (Ver programa aparte), que este año incluye las actuaciones de Bordó Sárkány (Hungría); “Danzas”, a cargo del Grupo de Danzas del Palacio de la Cotilla, en el Atrio de la Catedral; Concierto de “Euroskilema” (Madagascar), “Divertimento Folk” Folk&Roll, y la “La Concertina Folk Subterráneo”, además del tradicional Espectáculo Infantil, que este año corre a cargo de “Kumbakié Los Sonidos de Tierra”.