En la tarde de ayer tenía lugar, en el Parque de La Alameda, el homenaje seguntino a todos los fallecidos en Sigüenza durante la pandemia del COVID-19.

La alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino,  en representación de la Corporación Municipal, tuvo unas palabras emocionadas de recuerdo hacia todos ellos, dignificando la memoria de los fallecidos y de sus familiares. De forma previa, se había llevado a cabo una convocatoria pequeña, “porque queremos ser promotores de la distancia de seguridad y del resto de medidas para evitar contagios”, señaló.

La regidora transmitió sus condolencias y más sentido pésame a las familias de las víctimas y subrayó el trabajo de quienes han cuidado de los enfermos, especialmente en las residencias de mayores, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, de Protección Civil, y en general de aquellos que, durante la pandemia, han trabajado en primera línea, como los trabajadores/as de la limpieza, o los dependientes de las tiendas y supermercados que dispensaron productos de primera necesidad durante la pandemia.

Merino calificó la pandemia de sobrevenida e injusta.  En recuerdo de sus víctimas queda un monolito en el Parque de La Alameda, “para que estén presentes en nuestras vidas y para que no se nos olvide lo que hemos pasado”.

Por último, la alcaldesa señaló la importancia de tener muy presentes las medidas de seguridad: usar la mascarilla y mantener la distancia de seguridad, buscando, especialmente la concienciación de los jóvenes. “En Sigüenza hay mucha gente. Afortunadamente, este verano, se va a mover la economía, pero lo primero es la salud, como desafortunadamente saben los familiares de las víctimas”, terminó, instando a no bajar la guardia en materia de prevención. Finalmente, en memoria de los fallecidos, los concejales seguntinos depositaron claveles blancos al pie del monolito.

A continuación, la catedral de Sigüenza acogía, a partir de las 20.00 horas, el funeral organizado por la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, igualmente en memoria de los fallecidos. Lo presidió el obispo, monseñor Atilano Rodríguez.

En el funeral estuvieron presentes familiares de personas fallecidos por la enfermedad en la provincia, además de autoridades políticas y, también, voluntarios y representantes de colectivos que colaboraron durante los peores momentos de la pandemia con los enfermos.  

Tanto el acto como el funeral se celebraban teniendo en cuenta los protocolos y medidas de seguridad vigentes.