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Los Secretos actúan entre lavanda y nostalgia en el festival más fotogénico del verano
Ataviados de blanco y rodeados por la floración violeta que cada julio transforma Brihuega, cientos de personas vivieron este viernes una de esas noches que se quedan grabadas. La nueva edición del Festival de la Lavanda, que se celebra durante los fines de semana del 11, 12, 18 y 19 de julio, arrancó con el concierto de Los Secretos, que desplegaron sobre el campo alcarreño su particular repertorio de emociones, recuerdos y melodías inolvidables.
GALERÍA: LOS SECRETOS EN BRIHUEGA
Con los últimos rayos del sol acariciando las hileras de lavanda, el recinto fue llenándose poco a poco. La imagen del público, completamente vestido de blanco, componía una escena que bien podría haber salido de una postal de verano. El concierto comenzó al atardecer, pero fue cayendo la noche hasta envolver el lugar en penumbra y aroma de lavanda, en una atmósfera difícil de igualar.
“Después de muchos años tocando, no recordamos haberlo hecho en un lugar tan mágico. Gracias, Brihuega”, confesaron desde el escenario los miembros del grupo madrileño, emocionados por el entorno y la respuesta del público. Canciones como Déjame, Pero a tu lado u Ojos de gata fueron coreadas con fuerza, elevando la emoción entre el púrpura de las flores y el blanco del vestuario.
Entre los asistentes se oían comentarios que comparaban la experiencia con otros rituales estivales: “Del blanco de San Fermín al blanco de la lavanda. Un acierto total”. Otros, más acostumbrados a ver a la banda en directo, reconocían el impacto del escenario: “He ido a muchos conciertos suyos, todos especiales, pero entre lavanda… ha sido otra cosa”.
Durante el recital no faltaron clásicos como La calle del olvido o Agárrate a mí, María, en un recorrido por los grandes temas del grupo, siempre cargados de esa melancolía que dejó Enrique Urquijo en sus letras. La noche transcurrió entre lo íntimo y lo festivo, en un equilibrio perfecto con el entorno.
Este sábado será el turno de Iván Ferreiro, que tomará el relevo en este escenario natural convertido en uno de los planes más singulares y elegantes del verano en La Alcarria. La primera velada ya queda en la memoria de quienes la vivieron entre aromas, canciones y un paisaje que parece suspendido en el tiempo.