Pocos podían imaginar que aquellos jóvenes que un día crecieron a la sombra de Los Planetas llegarían a convertirse en referencia absoluta del panorama alternativo.

Llamar a su música indie es quedarse corto: su propuesta cruza fronteras entre la psicodelia, el guateque setentero, la electrónica y un rock de guitarras que no teme rozar la épica. “Si eso es indie, pues pa ti la perra gorda”, como suele decirse.

En el escenario desplegaron un sonido impecable e implacable. No es sencillo acoplar tres guitarras, bajo, sintetizadores y percusión con la naturalidad con que lo hicieron Lori Meyers, alcanzando por momentos el techo sonoro de bandas como Héroes del Silencio o los ya citados Planetas. El resultado: un concierto inolvidable, impresionante e impactante.

El repertorio fue un viaje por su trayectoria, con momentos álgidos en Hacerte volar, Planilandia, Rumba en atmósfera cero, Impronta o Luces de neón. No faltaron himnos como Tokyo ya no nos quiere, Punk, Luciérnagas y mariposas o Siempre brilla el sol. El público celebró con saltos canciones icónicas como Emborracharme, Religión, Alta fidelidad y el cierre con A-ha ha vuelto y Mi realidad, auténticos estandartes de una generación.

La comunión fue total: banda y público, voz y cuerpo, música y fiesta. Una noche de independencia sonora que se vivió intensamente en Azuqueca de Henares.