La Universidad de Alcalá realiza estudios sobre fauna y botánica en el bosque de Valdenazar
El primer proyecto de su clase en España que caracterizará las dos especies de múridos presentes en este hábitat: el ratón de campo (Apodemus sylvaticus) y el ratón moruno (Mus spretus), y que determinará variables como las áreas de campeo, densidades y alteración estacional, así como el papel que tienen en la estructura del bosque como transmisores de bellotas y en la cadena alimenticia del ecosistema. Y un segundo estudio sobre las condiciones microclimáticas en las que se desarrollan dos especies de líquenes fructiculosos del género Ramalina que pueden solaparse en algunas zonas de este entorno, pero no en otras. Una abundante sobre la corteza y ramas altas de las encinas, y otra anitrófila que crece sobre cortezas neutras que requiere buena iluminación y humedad atmosférica y que habitan en un área poco alterada y contaminada. Son los dos trabajos científicos que el Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá de Henares está llevando a cabo en el bosque de Valdenazar con la autorización expresa del Ayuntamiento de Yebes, puesto que es uno de los usos tipificados en la Ordenanza municipal que protege y regula este paraje natural.
El pasado verano entró en vigor la Ordenanza municipal reguladora del bosque de Valdenazar, que el 10 de julio había aprobado el Pleno por unanimidad. Para evitar la degradación de este paraje y garantizar el derecho a su uso común y disfrute, este texto normativo reglamenta las prácticas y actividades a llevar a cabo en las 24 hectáreas de superficie, que sean compatibles con la conservación de este paraje propiedad de los vecinos de Yebes y Valdeluz. Que un monte que hace solo seis años estaba “completamente abandonado y convertido en improvisada escombrera”, sea hoy un banco de pruebas para trabajos de investigación de primerísimo nivel en fauna y botánica de la Universidad de Alcalá de Henares “recompensa los ímprobos esfuerzos que hemos hecho para recuperar este espacio natural”, argumenta Vidal Gaitán, concejal de Medio Ambiente. Por su masa forestal compuesta en exclusiva por encinas y quejigos, Valdenazar reúne unas condiciones óptimas para este tipo de trabajos. “La presencia de una comunidad fecunda en depredadores es un sólido indicativo del excelente funcionamiento de este ecosistema”, explica Gaitán.
Bajo la dirección del profesor Aurelio Malo, investigador del programa ‘Ramón y Cajal’ del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá, se ha empezado a caracterizar el nicho ecológico de cada una de las especies de múridos. Los roedores se capturan en trampas in vivo, donde tienen alimento y aislamiento contra el frío y la lluvia, y se recogen al amanecer para tomar datos de cada individuo. Especie, sexo, medidas corporales, edad, estado reproductivo, nivel de grasa o si portan parásitos. La metodología incluye el empleo de cajas con tecnología de registro de microchips, que permiten monitorizar de manera remota la actividad de cada ratón marcado en el área de estudio por la noche. Los lectores rotan a diario a distintas localizaciones y recopilan información de los roedores cada vez que entran en las cajas. Esta investigación forma parte de un programa europeo para conocer mejor el funcionamiento de la selección natural. “El proyecto de roedores de Valdenazar es el primero de estas características en España y permitirá conocer si son los efectos genéticos o ambientales los que determinan el éxito biológico en la naturaleza”, explica Aurelio Malo.
El estudio de los líquenes Ramalina farinacea y Ramalina fraxinea presentes en Valdenazar, se centra en el registro de las condiciones climáticas en las que crecen. Para obtener estos datos, el grupo de investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares que lidera este proyecto ha desarrollado unos módulos basados en el software y hardware de una empresa tecnológica, que permiten recoger y enviar datos a distancia de variables climáticas como la intensidad lumínica, temperatura, humedad atmosférica o presencia de lluvia y niebla. Estos equipos también son capaces de detectar si un liquen se encuentra hidratado, es decir, cuando está activo metabólicamente. Los módulos almacenan la información en una memoria SD y, a su vez, la envían a través de las redes GSM de telefonía móvil. Toda la electrónica se encuentra dentro de una caja estanca y se alimenta con dos pilas que se recargan mediante energía solar. “Hemos instalado cuatro cajas de estos módulos, cada una de las cuales puede recopilar información de tres talos diferentes de líquenes”, apunta el investigador Francisco Gasulla, de la Universidad de Alcalá de Henares.
El Ayuntamiento de Yebes está dispuesto a materializar este compromiso con el conocimiento científico en un convenio de colaboración con el Rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares, que beneficie no solo a los investigadores y alumnos sino también al público en general. “El objetivo es crear una red de voluntarios del propio municipio que estén dispuestos a colaborar en estos proyectos de investigación”, apunta Gaitán. La Universidad de Alcalá de Henares es un gran motor de innovación y está comprometida con la transferencia de conocimiento a la sociedad. “Desde nuestro grupo de investigación, integrado por 14 científicos, estamos liderando esta propuesta y contamos con el apoyo implícito departamental y de la propia universidad”, sostiene el profesor Malo.