La nevada de esta mañana en Molina ha vuelto a dejar a la capital del Señorío unas imágenes solo propias de películas de fantasía. Una forma más que recomendable de disfrutar de sus monumentos y sus paisajes, porque Molina siempre tiene abiertas sus puertas a los turistas; siempre tiene algo muy particular que ofrecer.

VIDEO Y FOTOGRAFÍAS: MARTA VILAR

- Su fortaleza con la muralla que preside el paisaje molinés. Situada en una ladera que domina el valle, posee una muralla exterior, con numerosas torres de defensa, que rodea el perímetro y que protege la fortaleza propiamente dicha. El castillo interior llegó a tener ocho torres, de las que se conservan restos de dos y otras cuatro en buen estado.

- El Monasterio de San Francisco. Fundado a finales del siglo XIII, en la actualidad el edificio es ocupado por una Residencia de la Tercera Edad, atendida por las Hermanas de la Caridad, más otra pequeña parte que aloja el Museo Comarcal de Molina de Aragón. 

- Barrio Judío, de gran belleza medieval, y el de la Morería, al otro lado del río. Sobre éste cubre el paso el Puente Románico, símbolo de la villa, realizado en arenisca roja.

- Sus templos cristianos, desde el románico Santa Clara, en la plaza que lleva su nombre, a Santa María la Mayor de San Gil, totalmente reconstruida después de un incendio ya en el siglo XX; pasando por el renacimiento reflejado en San Pedro, con su preciosa espadaña mudéjar o el neoclásico del Convento de San Francisco.

- Los palacios, testigos de su esplendor, con sus blasones e inscripciones con los nombres de sus insignes habitantes: Casa del Obispado Díaz de la Guerra, Palacio de los Arias, Palacio de los Montesoro… y entre todos ellos destaca el Palacio de los Molina, La Subalterna, que presenta un gran arco de medio punto abovedado en la portada con los escudos de los Molina.

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