La Asociación de Pueblos Ribereños cumple 25, pero dicen que no tienen nada que celebrar
El 2 de agosto de 1993 se reunieron por primera vez los diecisiete municipios que la constituyeron originalmente para constituirse y elegir presidente a don Gregorio Villamil de las Heras, alcalde de Cañaveruelas. Nueve han sido los presidentes desde aquel entonces de una asociación cuyo leitmotiv siempre ha sido el desarrollo de una comarca, la ribereña, a caballo entre las provincias de Cuenca y Guadalajara. “La Asociación no ha programado ningún acto porque, mientras siga vigente el Trasvase, no tendrá nada que celebrar”, afirman.
Buendía, Huete, Villalba del Rey, Cañaveruelas, Alcohujate, Castejón, San Pedro Palmiches, Albendea, Villar del Infantado, Sacedón, Alcocer, Durón, Pareja, Chillarón del Rey, Mantiel, El Olivar y Alocén.Más tarde se sumarían El Valle de Altomira, Canalejas del Arroyo, Trillo, Cifuentes y Auñón. 17 pueblos, ahora 22, que decidieron reunirse en el verano de 1993, tras un largo año de contactos y acercamientos, “para defender y promover una serie de intereses planteados ante la problemática común que suponía la existencia de grandes superficies de terreno en sus términos municipales ocupadas por las aguas de los embalses de Entrepeñas y Buendía”, tal y como plantea el primer acta.
Y es que, si ya en los años 50, cuando surgieron los embalses de Entrepeñas y Buendía, habían sufrido la inundación de las tierras de mayor calidad agrícola en un momento en el que la actividad agraria era el soporte socio económico del medio rural, ahora, desde la puesta en marcha del Trasvase en los años 80, se enfrentaban a un nuevo problema: sin agua, tampoco podrían vivir del turismo como les habían prometido.
Desde entonces, “presidentes de uno y otro partido han luchado frente a los distintos Gobiernos centrales y autonómicos que, hasta la última legislatura, en la que parecen haber cambiado las tornas, sólo han sabido ignorar o agravar el problema en función de intereses ajenos a los de los ribereños en particular y los españoles en general”. “Promesas y más promesas que, como las obras para el abastecimiento de abastecimiento de agua potable,todavía no se han cumplido; otras, como algunas infraestructuras, carreteras y puentes, tardaron lustros en llevarlas a cabo”.
Desde la Asociación cuentan que “el problema del Trasvase, lejos de solucionarse, sólo ha ido agravándose año tras año, hectárea ilegal tras otra convertida a regadío. Sin embargo, en los últimos años, poco a poco la voz de los ribereños ha ido abriéndose entre la opinión pública, que ve como la agricultura industrial insostenible y codiciosa del SCRATS ha convertido dos joyas del patrimonio nacional, como el río Tajo y el Mar Menor, en un desagüe y una sopa verde respectivamente”.
Las perspectivas son halagüeñas, “con la Junta por fin defendiendo con uñas y dientes los intereses del Tajo y la comarca ribereña y con un nuevo Ministerio, el de Transición Ecológica, en teoría más enfocado a defender el Medio Ambiente que los intereses privados de la agricultura industrial”.
“No hemos querido celebrar nada porque mientras continúe la lucha que nos unió, no tendremos nada que festejar”, explica el actual presidente, Francisco Pérez Torrecilla. “No obstante, si queremos recordar a todas las personas, trabajadores, presidentes, tesoreros, vicepresidentes y vocales que han pasado por aquí, porque su trabajo ha permitido mantener viva la llama; así como a todos los vecinos, plataformas y asociaciones que nos han ayudado”.
“Ahora, que estamos más cerca que nunca de terminar con la losa que nos aboca a la destrucción y ahoga el Tajo, queremos gritar que no nos rendiremos, que el esfuerzo de tanta gente no será en vano y que recuperaremos el agua que pertenece al Tajo, no a quienes solo quieren hacer negocio a su costa”.