Hay noticias que, aunque se firman entre muros de piedra centenaria y protocolos oficiales, huelen a futuro y a esperanza para los pueblos pequeños. Este lunes, el Castillo de la Piedra Bermeja ha sido el escenario de un momento largamente esperado por los vecinos de Fuentes de la Alcarria: la firma del contrato que permitirá rehabilitar su antiguo ayuntamiento, un edificio que se resiste al olvido y que pronto volverá a ser el epicentro de la actividad vecinal.

El alcalde de Brihuega, Luis Viejo, y Enrique Pleite, en representación de la empresa Casas de la Alcarria SL, han rubricado un acuerdo que movilizará casi 300.000 euros para rescatar esta joya de la arquitectura civil alcarreña. No es solo una obra de albañilería; es, en palabras del regidor, una apuesta por mantener vivos los núcleos de población a través de inversiones reales.

Un doble propósito: cultura y naturaleza

La rehabilitación, que tendrá un plazo de ejecución de ocho meses, no se limita a consolidar la estructura. El proyecto nace con una vocación dual que ilusiona a la comarca. Por un lado, el edificio albergará un centro de recepción de visitantes dedicado al Paisaje Protegido del Valle del Río Ungría, convirtiéndose en el escaparate perfecto para el patrimonio natural y cultural de la zona.

Por otro, y quizás lo más importante para quienes viven allí todo el año, se habilitará un espacio social y cultural de uso vecinal. Silvia Ayuso, alcaldesa pedánea de Fuentes de la Alcarria, no ocultaba su satisfacción al ver cumplida una demanda histórica: "permitirá recuperar un espacio emblemático del pueblo para usos sociales y servirá para poner en valor el resto de pedanías".

El patrimonio como motor de oportunidades

La firma de este contrato refuerza la estrategia de Brihuega de entender el patrimonio no como una carga del pasado, sino como una herramienta de dinamización. Recuperar el ayuntamiento de Fuentes es, en esencia, generar un punto de encuentro que invite a los visitantes a detenerse y a los vecinos a quedarse. En ocho meses, cuando los andamios desaparezcan, el valle del río Ungría tendrá un nuevo vigía que contará la historia de lo que fuimos y, sobre todo, de lo que este pequeño pueblo quiere seguir siendo.

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