EL "ROMÁNICO SILENCIOSO", EN RUINAS
Hay numerosísimas iglesias pequeñas en una provincia que cuenta con cientos de templos, algunos de ellos en mal estado. Forman parte de lo que el Cronista Provincial, y colaborador de Nueva Alcarria, Antonio Herrera Casado, define como “románico silencioso”. En una de ellas, la de la Natividad, situada en un pequeño pueblo serrano, se ha hundido la techumbre y peligra su campanario.
El suceso tuvo lugar anoche, cuando la nave central del edificio románico del siglo XII se desplomó. "La zona está acordonada ante el peligro de caída del campanario", describe una vecina Patricia Macías, quien informa de que los habitantes de Pozancos habían dado aviso al párroco, que la visitó con un técnico el miércoles pasado, cuando el templo mostraba "signos preocupantes en parte de la estructura". Otro vecino, Francisco Ortego, asegura que "los contrafuertes daban muestras de deterioro desde hace un tiempo.
“Un día muy triste para Pozancos, el techo de su iglesia se ha hundido y el campanario está en peligro”, lamenta otro vecino de la zona, Raúl Mindundi, que hace un llamamiento a que las autoridades tomen cartas en el asunto "y empiecen a cuidar los monumentos”. Jose Maria Bedmar lo califica como "terrible noticia y auténtica desgracia".
La iglesia de la Natividad es de origen románico. En el siglo XV se le añadió una capilla gótica y en el XVII se modificó la nave y se añadió una sacristía. En el interior de la capilla gótica hay un sepulcro de principios del siglo XVI perteneciente a Martín Fernández, señor de Pozancos, capellán de Sigüenza, arcipreste de Hita y cura de Las Inviernas.
El Cronista Provincial y colaborador de Nueva Alcarria, Antonio Herrera Casado, habla en uno de sus artículos sobre lo que considera parte del “románico silencioso”. “Prácticamente lo único de interesante que ofrece esta villa serrana, situada a 6 kilómetros tan sólo de Sigüenza, es la iglesia parroquial, interesante ejemplar de arquitectura románica”, asegura sobre la iglesia de la Natividad.
Un templo sencillo, “tan esquemático que parece estar hecho para servir de plantilla a otros mejores y suntuosos”. Sus muros están hechos a base de sillares “bien tallados en las esquinas o en la portada”. Su interior es de una sola nave, “dividida en cuatro tramos por sendos arcos fajones de medio punto, en sillar, que sostienen bóveda de escayola, que vino a sustituir a la primitiva de madera”.
De los tres arcos del templo “destaca el triunfal que sirve de acceso al presbiterio, también semicircular, hoy cubierto de yeso, que apoya sobre sendos capiteles de tradición románica, en los que aparece tallado el jarrón de azucenas, símbolo del Cabildo seguntino” describe Herrera.
“Destaca un altar de estructura renacentista albergando repintados lienzos y una estimable talla de la Virgen, de la misma época”. También es reseñable la pila bautismal románica, decorada en su copa con pares de columnas rematadas en molduras, y unidas por arcos.