El río Henares, a su paso por Guadalajara, enfrenta un problema persistente y cada vez más visible: la acumulación de toallitas y otros residuos que quedan en la ribera y en el propio cauce. Este fenómeno provoca degradación del paisaje, ya que los residuos se incrustan en raíces, ramas y tierra, dificultando su retirada, especialmente tras lluvias y crecidas.

Además de los impactos medioambientales, estas toallitas atascan la red de saneamiento municipal, provocando problemas en tuberías y depósitos debido a que no son biodegradables. Según la Asociación Española del Agua Urbana (Daquas), el tratamiento de estos residuos incrementa los gastos de mantenimiento entre un 10% y un 15%, lo que se traduce en unos 230 millones de euros anuales en toda España.

Algunos municipios españoles, como Valencia, Cáceres, Málaga o Elche, ya han puesto en marcha campañas de sensibilización para reducir el uso de estas toallitas, destacando que el problema no solo afecta al medio ambiente, sino que también genera un coste económico elevado para la gestión del agua.

En Guadalajara, se han organizado varias jornadas de limpieza a lo largo de los últimos meses, impulsadas por empresas locales, asociaciones vecinales y, al final, por AIKE, que busca concienciar a la población sobre la importancia de reducir el uso de toallitas y no tirarlas al inodoro.