Llegan a Escariche. Gente por todas partes que impregnan de alegría la localidad. Total -dice uno- si son unos días. Luego se regresa al relax previo. Pero las fiestas son lo que son, las fiestas. Suena redundante, "pero es que vuelve ese sentimiento tan especial, algo que no se puede explicar", se comenta. El ruido de petardos y cohetes rompe una tranquilidad que puede llegar a ser monótona para algunos. Pero suenan las campanas, llega la Virgen de las Angustias, la pólvora, las orquestas, los toros... Todo cambia. 

Fueron "mágicas e inolvidables”, comenta el alcalde, Raúl García. Han finalizado unos días de convivencia y armonía, en los que no han faltado las procesiones, los festejos taurinos, las verbenas, los encuentros deportivos y actividades dirigidas a los niños. Satisfacción generalizada en una cita en la que ha habido una alta participación. Un pueblo de 200 habitantes que renace por unos días. Su población se multiplica exponencialmente y brotan de la nada estos días tan especiales, pero fruto de un trabajo intenso de vecinos, voluntarios y Comisión de Festejos. El primer edil da las gracias "a la gente que ha estado a nuestro lado”.

Lo que más llamó la atención a vecinos y visitantes fue el toro que se soltó. “Fue un astado impresionante, bravo, con casta y presencia”, recalca, dando la enhorabuena “al pueblo de Escariche y a los ganaderos, porque, gracias a ellos, hemos pasado unos días inolvidables”, incide.

La valoración del regidor es de “sobresaliente”. Y es que –asegura-, al cierre de los festejos, “hubo un gran aplauso”. Y concluye: “va a ser difícil igualar lo que hemos hecho este año”.