Durante 2020 se esterilizaron casi 50 gatos de colonias felinas de Yebes y Valdeluz
Cuarenta y siete gatos esterilizados, veintiocho de ellos capturados por la Asociación protectora ‘Vidas de Gato’ que colabora en esta tarea, y diecinueve recogidos por los voluntarios, además de veintitrés ejemplares entregados en adopción y apenas cuatro animales fallecidos en la vía pública. Es la incidencia que el Plan de control de colonias felinas tuvo el pasado año y que, desde su puesta en marcha en febrero de 2018, ha anulado la capacidad reproductora de más de un centenar de gatos callejeros en Yebes y Valdeluz. Cuyos cuidadores gestionan cuatro comederos fijos y varios itinerantes, así como diversas jaulas-trampa de capturas y el control de los nuevos individuos con ayuda de un lector de microchips. En la actualidad, este programa vigila tres colonias estables situadas en las proximidades del colegio público ‘Jocelyn Bell’, la urbanización ‘Dos Ríos’ y la calle La Encina, todas ellas en Valdeluz, así como diferentes grupos aislados. Bajo el título ‘Gestión ética y sanitaria de colonias felinas’, en 2020 también se organizó un curso formativo que, a lo largo de dos jornadas, congregó a una docena de asistentes.
El procedimiento elegido por el Ayuntamiento de Yebes para regular y contener la proliferación de individuos de esta especie en las calles es conocido como CER: Captura-Esterilización-Retorno. Un método ponderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con resultados probados en cuanto a la eficacia en el control reproductivo y la expansión de la población de gatos callejeros. “En el último año se ha conseguido una reducción considerable del censo y, sobre todo, una mayor vigilancia y regulación de los movimientos”, dice Vidal Gaitán, concejal de Medio Ambiente. Que incide en el “papel e implicación” del voluntariado para aplicar sobre el terreno las prácticas y metodologías de trabajo. El objetivo es llegar a la esterilización completa de la totalidad de las colonias, que repercutiría en la disminución paulatina de las poblaciones y los molestos hábitos con los que, de manera habitual, se asocia a estos felinos como los maullidos, altercados y malos olores en las épocas de celo. Gaitán insiste en la importancia de que los vecinos no alimenten de forma aleatoria a estos animales, una práctica que “tira por la borda” el operativo y eficacia del plan.
María tiene cinco gatos y un perro, todos ellos adoptados, en su nuevo hogar de Valdeluz, que estrenó hace solo diez meses. Nada más llegar le llamó la atención la profusión de gatos que merodeaban por las islas ecológicas y no dudó en hacerse voluntaria del Plan de control de colonias felinas de Yebes. Lleva apenas medio año al pie del cañón, asegura que la suya es una labor “enormemente gratificante” y que para lograr los resultados pretendidos es “esencial” la coordinación entre los grupos de colaboradores. “Los gatos no han elegido llevar esta vida; abandonados a su suerte en la calle, luchan por la supervivencia y el territorio como haría cualquier otro animal en su situación”, opina. Es consciente de la animadversión y hostilidad que suscita en algunos vecinos la labor que realizan para el cuidado de estos animales, “pero son más habituales las palabras amables y de gratitud”. Afirma que esa actitud incívica es producto del “desconocimiento” y sitúa en el lado opuesto a los gatos callejeros, “que son muy inteligentes y sienten que hay alguien que vela por ellos”.
Una vez capturados, los animales son esterilizados y señalados con una marca distintiva en forma de muesca en una oreja, se les busca un posible adoptante y, en caso de no lograrlo, son devueltos al entorno urbano, donde se les proporciona alimento, refugio, seguimiento y atención veterinaria en caso de necesitarlo. “Ser voluntario no consiste solo en darles de comer, sino que exige responsabilidad, compromiso e implicación”, valora María González. De forma paralela al plan, funciona un programa de socialización y acogimiento de gatos en las diferentes edades de cachorro, jóvenes y adultos sociables. “Porque el fin último es que estos animales sean apartados de las colonias y entregados en hogares para que recuperen el cariño que un día les negaron”, puntualiza el concejal de Medio Ambiente. Además de las jaulas-trama, el dispositivo organizado alrededor de este programa también incluye la colocación de seis refugios de madera en localizaciones estratégicas. Además, se ha adecuado una de las casetas abandonadas de jardinería como improvisado almacén y zona de depósito de los enseres y materiales que manejan los voluntarios.
En estos momentos, una veintena de cuidadores forman el equipo de voluntariado que supervisa los trabajos del Plan de control de colonias felinas de Yebes, tres de ellos de forma activa en el casco urbano de Yebes y el resto en Valdeluz. “Es una lista amplia pero insuficiente, pues las tareas encomendadas precisan en ocasiones de una respuesta inmediata y no todos tienen disponibilidad”, apunta Gaitán. Una vez que se normalice la situación tras la pandemia, la Concejalía de Medio Ambiente convocará un taller teórico-práctico similar al que se impartió el pasado año para la captación de más voluntarios. Que consistió en dos módulos teóricos sobre la etología, anatomía, fisiología y taxonomía del Felix silvestris catus, sus necesidades y comportamientos, las peculiaridades y beneficios del método CER captura-esterilización-retorno, y las claves de monitorización, eficacia y metodología en el trabajo con las colonias e individuos. En cuanto al apartado práctico, los participantes conocieron de primer mano los procedimientos de captura, manejo del estrés, primeros auxilios, registro y retorno que se aplica en este sistema de control, así como los efectos que sobre este plan tiene el factor humano, el civismo, la coordinación de los grupos de trabajo y la resolución de incidencias.