Desalojan una vivienda de Aguas Vivas de 13 años de antigüedad por posible derrumbe
Desde hace un tiempo el bloque de viviendas sociales de la calle Laguna Colmada, 1, en Aguas Vivas, presentaba grietas. Los pozos provocaban importantes atrancos y los vecinos se encontraban intranquilos. Anoche, hacia los 2.00 horas, todos ellos eran desalojados por orden del alcalde de Guadalajara, personado en el lugar de los hechos, por motivos de riesgo de derrumbe y por su seguridad. En total fueron desalojados aproximadamente 300 vecinos, entre los que se encontraban unos 30 niños.
Roberto Encinas, vecino afectado, vive desde entonces con su mujer y sus dos hijos en casa de sus suegros y cuenta que no entiende cómo se ha podido llegar a esta situación.
Desde hace más de dos años llevaban reclamando a Gicaman que el edificio presentaba importantes desperfectos, que se caían las losetas, que había grietas, que se producían atrancos… últimamente las puertas no cerraban. “Nos decían que era fruto del edificio, que se estaba asentando, pero sabía que no podía ser porque llevo años trabajando en la construcción”.
La movilización se hizo cada vez mayor y la semana pasada, ante las negativas de la empresa, “decidimos llamar de forma masiva, primero un vecino, luego otro…”. Así que Gicaman envió a varios técnicos para evaluar la situación y realizaron catas. “Eso ha podido debilitar más el asentamiento”, opina Encinas. “De hecho, son dos edificios pero uno se ha volcado encima del otro y lo está empujando”.
Como consecuencia del empeoramiento del estado del edificio, anoche a una vecina se le desprendió un cacho de techo de su vivienda. “Llamó a los bomberos y se corrió la voz y al final acabó viniendo el alcalde, el jefe de la Policía, de los bomberos, concejales, etc.”. A las 24.00 horas “nos dijeron que sacásemos los vehículos del garaje. Y a las 00.30 que nos teníamos que marchar todos”.
La incredulidad, el miedo y la ansiedad se apoderaron de muchos vecinos. “¿Qué va a ser de nosotros ahora?, se preguntaba Roberto Encinas. "Gicaman tendría que haberse puesto en contacto con nosotros. Su labor ha sido negligente", opina.
Varios de estos vecinos han podido realojarse con familiares, mientras que el resto se han distribuido en distintos hoteles de la ciudad.
Según un dato recogido por Europa Press, fue el pasado 31 de diciembre cuando se recibió escrito en la Delegación Provincial de Fomento informando de la grieta aparecida, tras lo que el 4 de enero los técnicos instalaron testigos para controlar si esa grieta se agravaba con el paso de los días. Al comprobar que los testigos han ido cediendo espacio porque la grieta iba en aumento, se ha tomado la decisión de realojar a los vecinos, tras lo que se procederá a realizar un informe técnico para detectar si se trata de motivos estructurales que requieran actuar en la cimentación del inmueble o si se limita a un problema puntual de más fácil solución.La consejera de Fomento, Agustina García Élez, ha acudido al inmueble para comprobar su estado. Además, ha presentado una solicitud de comparecencia en las Cortes regionales para dar explicaciones de lo sucedido.
Otro vecino afectado, Vicente Cerro, considera que "esto es denunciable. Lo primero que estamos pensando es buscar a un abogado para ver qué hacer". Agrega además, que durante el desalojo apenas pudieron coger "cuatro cosas" y que "para poder sacar más nos han dicho que tenemos que llamar al 092 e ir acompañados". Entretanto él ha tenido que trasladarse a vivir con su madre a Madrid y su esposa a casa de su tía. "No nos han dado explicaciones ni soluciones de nada. Nos dicen que están reunidos". Para este vecino la situación es "indignante porque se sabía desde hace tiempo. Ya el 31 de diciembre Policía y Bomberos estuvieron aquí. ¿No se podía haber hecho el desalojo de otra manera? Anoche fue a toda prisa, casa por casa, y veías a niños pasando frío, madres con carritos, ancianos...".
Una vecina más, a pie de edificio, explicaba a este medio que "notábamos que las grietas crecían y llamábamos al dueño del edificio, porque esto es un edificio de viviendas de alquiler para jóvenes que dio Castilla-La Mancha en su momento, y nos decían que eran grietas normales del asentamiento". A partir de estas vacaciones de invierno "las grietas empezaron a crecer, a no cerrarse las puertas; todo era muy llamativo y llamábamos y nos decían que no nos preocupáramos". Los bomberos pusieron testigos y éstos saltaban. "Ayer ya se calló un trozo de pasillo de una vecina. Volvimos a llamar a los bomberos y las grietas de habitación a habitación veías luz, podías meter perfectamente los dedos. Todo esto no era normal. Ha habido un avance inmenso en una semana", narra. Esta última visita de los bomberos debió detectar peligro para los vecinos, de manera que, tras reunirse con técnicos del Ayuntamiento, se tomó la decisión del desalojo.