Cogolludo: ¿Cómo eran las neveras en la Edad Media?
Las neveras se situaban en parajes sombríos y fríos, para facilitar la conservación del hielo el mayor tiempo posible. La de Cogolludo, la mejor conservada de la provincia, producía hielo, a partir de la nieve, en un gran pozo.
El Ayuntamiento de Cogolludo ha presentado como recurso turístico una nevera, probablemente construida en la alta Edad Media.
La recuperación de esta nevera medieval la han visitado esta semana el delegado de la Junta de Comunidades en Guadalajara, José Luis Escudero, y el delegado provincial de Educación, Ángel Fernández-Mones. Una comitiva municipal, encabezada por el alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas, y por el concejal de Cultura, Rafael Pérez, les mostraba este nuevo recurso para el que el Ayuntamiento ha incoado ya su tramitación como Bien de Interés Cultural.
Rafael Pérez enfatizaba que se trata de un bien que estaba perdido desde hacía más de un siglo, que ha sido recuperado con el personal y medios municipales, y que ahora se va a poner en valor con el apoyo de la Junta de Comunidades. “Se trata de un pozo, situado en el flanco norte del Castillo de Cogolludo, de unos diez metros de profundidad, en el que se han hallado numerosos restos, tanto arqueológicos como modernos, de la Guerra Civil”, señala Pérez.
La nevera de Cogolludo está situada a unos 150 metros del Castillo, en un saliente de una vértebra rocosa a media ladera del Lomo. Aprovechando la fuerte pendiente, fue excavada la cavidad donde está construida. El lugar del emplazamiento se eligió a la perfección, ya que la fría umbría donde se halla, facilitaría la conservación de la nieve durante largo tiempo.
La nevera es con toda seguridad el pozo de nieve mejor conservado de la provincia, donde se conocen muy pocos, y uno de los mejor conservados de toda España de su época, ya que muy posiblemente date de los tiempos de la construcción del castillo, que ya estaba construido en el año 1176 cuando Alfonso VIII le dona “…Cogolludo, su castillo, tierras y aldeas…” a la recién creada Orden de Calatrava. “Desgraciadamente es imposible datar su origen, pero por el tipo de construcción, no hay duda de que es medieval y posiblemente con una antigüedad superior a los 800 o 900 años”, señala Pérez.
El alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas, afirma que “la nevera se va a incluir dentro del programa de visitas guidas de la oficina de turismo”. En palabras del regidor, engrosa el ya de por si rico patrimonio cultural de Cogolludo, “como puerta de entrada de la Sierra Norte, que vamos a promocionar ya desde nuestro centro de interpretación en el Palacio Ducal”.
Jose Luis Escudero escuchó con suma atención las explicaciones de los munícipes cogolludenses. “Conservar el pasado, investigar y sacar a la luz lo que significaron lugares como esta nevera, es un gran aprendizaje para mejorar en el futuro. Por eso, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha invertido 1.5 millones de euros en distintas y recientes acciones de consolidación y mejora del patrimonio histórico en la provincia de Guadalajara”, señaló. El delegado de la JCCM en Guadalajara ofrecía el apoyo del Gobierno regional para “poner en valor el lugar”, y, ante la reciente celebración del Día Mundial de la Arqueología, “también para que se pueda aprender de él, gracias a los investigadores”.
La jornada terminaba con la visita a la Iglesia de San Pedro, para la que el Ayuntamiento de Cogolludo tiene, igualmente, un plan para recuperarla íntegramente y ponerla al servicio del presente local. Además, y como en el caso anterior, también hay incoado un expediente para su declaración como BIC. La delegación regional se mostró interesada en las iniciativas municipales en este sentido, ofreciendo su apoyo y, por su parte, el alcalde de Cogolludo confía en que tanto la Nevera como la Iglesia de San Pedro sean declaradas bienes de interés cultural, o BICs, puesto que esta nominación, “nos permitirá dar nuevos pasos en el futuro, especialmente en la Iglesia de San Pedro”.
¿Qué es una nevera medieval?
En otras épocas, el único medio de refrigeración de que disponían los habitantes de Cogolludo eran los medios naturales, como el hielo, la nieve o los lugares fríos de las casas, como por ejemplo las bodegas subterráneas. De estos elementos, el único que se podía almacenar era la nieve, por su abundancia y facilidad de almacenaje una vez convertida en hielo. Una vez almacenado, se comercializaba en el verano para producir bebidas refrescantes incluso helados.
En Cogolludo conseguir nieve en época invernal era verdaderamente fácil. Sus novecientos metros de altitud son una altura suficiente para que en su término se produzcan nevadas.
Las neveras o pozos de nieve eran los lugares donde se conservaba la nieve del invierno. Era en estos pozos, de seis a ocho metros de profundidad por unos cinco de diámetro, donde se iba almacenando. En primer lugar se echaba una capa de nieve de medio metro de espesor que se apisonaba para que se convirtiera en hielo, después se echaba encima una capa de paja que tenía dos cometidos, separar las distintas capas de nieve y aislar la nieve de la temperatura exterior. La operación se repetía hasta que la nevera se llenaba, teniendo como límite el tablado de la parte superior.
Llegado el momento de extraer la nieve, ya convertida en hielo, se retiraba la paja, y, en trozos, se sacaba el hielo con un recipiente. En la parte superior de la nevera, colgada de un travesaño de madera, pendía una polea que servía para sacar el hielo y para bajar y subir del fondo de la misma.
Historia de la recuperación
Fue el cronista de Cogolludo, Juan Luis Pérez Arribas, quien citó la nevera para ponerla en valor como recurso patrimonial en su libro 'Cogolludo, su historia, arte y costumbres', publicado en 1999.
El Ayuntamiento se planteó iniciar su recuperación, poco a poco, siempre utilizando, en la medida de lo posible, medios propios, para no gravar las arcas municipales.
Los primeros trabajos comenzaron el 28 de julio de 2017, cuando se abrió el hueco donde se ubicaba la nevera, se limpió y se consolidó, ya que el dintel que sujetaba la tierra sobre el pequeño túnel de entrada, estaba a punto de caer.
Una vez se pudo acceder al interior, había un espesor de basura de aproximadamente metro y medio de altura que hubo que limpiar y analizar. La siguiente actuación consistió en el andamiaje interior del pozo para reinstalar las dos únicas estructuras que debieron existir, la viga principal de donde colgaría una polea para subir el hielo y una plataforma con acceso desde la puerta principal, donde se recibiría y sacaría el hielo de la nevera.
Una vez construida la plataforma y colocada la viga, se instaló un elevador eléctrico de carretillas, mediante el cual muy poco a poco se pudo vaciar el estrato “moderno”.
En este primer vaciado, además de la basura fueron apareciendo armas de fuego antiguas muy oxidadas, y en las capas más profundas una gran cantidad de artefactos (bombas, balas antiaéreas, granadas…) de la guerra civil, lo cual indica que la costumbre de utilizar la nevera de basurero y sobre todo, de tirar el ganado, perros y burros que morían, debió comenzar una vez acabada la guerra, ya que algunos de estos artefactos estaban sobre el terreno más profundo.
La aparición de este material de la guerra, llevó aparejada la debida información a la Guardia Civil, lo que ocasionó las reiteradas visitas de los TEDAX, el grupo de desactivación de explosivos del cuerpo, siendo noticia a nivel provincial en varias ocasiones.
Tras concluir con la evacuación de toda la basura, se encontró un suelo de piedras y tierra revuelta. En este momento es cuando comenzó la excavación arqueológica supervisada y autorizada por los servicios de Patrimonio de Castilla La Mancha. En una primera fase, en 2019, se realizó una cata en una superficie de aproximadamente dos por dos metros, donde se llegó al terreno duro y definitivo, a una profundidad de aproximadamente de un metro.
Finalmente, en noviembre de 2020, se reemprendió de nuevo la excavación, de nuevo con supervisión del arqueólogo alcarreño Israel Jacobo, con la finalidad de llegar al suelo definitivo. En esta fase se acometió igualmente la apertura del pequeño túnel de la entrada de la nieve, un hueco que se adivinaba en la cara norte, mirando al Castillo, una pequeña excavación que nos dio una gran sorpresa, al aparecer un pasillo profundo, con dos muretes laterales y con el suelo de una gran roca pulida de tantos años empujar la nieve al interior del pozo.
También fue en parte una sorpresa el material que se extrajo en la excavación, ya que entre la tierra había gran cantidad de piedras grandes, lo que indicaba sin duda, que se trataba de la cúpula original derruida y que posteriormente se repuso con la actual.
La posible cronología, a raíz de los pocos fragmentos de cerámica encontrados entre la tierra, es que la nevera pudo ser dinamitada en la guerra de la independencia, junto con el castillo, con el fin de que quedase inutilizada para usarse como polvorín. La cúpula original cayó entera al fondo del pozo y cuando posteriormente se reconstruyó, como en aquella época era imposible desescombrarla, se dejó en el interior.
La cúpula actual presenta la piedra recogida con yeso basto, muy diferente del resto de la construcción que es de piedra en seco, sin mortero alguno. Por lo que posiblemente date de principios del siglo XIX, una vez finalizada la Guerra de la Independencia.
Con el desescombro total del pozo, se llegó al suelo original, éste se construyó picado de manera muy basta en la roca y el légamo del terreno, de tal manera que ni siquiera es liso, presentando las ondulaciones propias de la roca natural. La retirada del estrato de basura más el de tierra y piedras ha aumentado la profundidad del pozo a los diez metros desde la cúpula hasta el suelo, algo impensable al observar el pequeño montículo exterior de la Cuesta de los Moros.
Un hallazgo importante fue la aparición del desagüe en el lateral sur, desagüe que, como se ha podido comprobar, a pesar de estar cegado, funciona perfectamente, ya que absorbe la gran cantidad de agua que escurre filtrada por la pared norte, especialmente después de lluvias fuertes. Hay que tener en cuenta que la nevera se encuentra a escasos metros del manantial de la fuente de San Pedro y que éste no solo mana por un único sitio, sino que lo hace por varios manantiales muy próximos, situación que afecta a la nevera ya que mana el agua por la mitad de la pared norte en época de lluvias.
Finalmente, se ha instalado una barandilla definitiva en la plataforma elevada interior, se ha sustituido el entablado por un suelo metálico que de visibilidad a todo el pozo, se ha cerrado con una reja la entrada de la nieve, ya que está tiene una gran caída libre, y el futuro se colocará una pequeña iluminación interior con un equipo de placa solar autónomo.