Khaled podría ser uno de nosotros. Camina por las mismas calles de Guadalajara, hace la compra en los mismos comercios y construye aquí su día a día como cualquier vecino. Llegó hace cinco años, después de abandonar Gaza, y encontró en la ciudad un lugar para empezar de nuevo. España le reconoció asilo y, con ello, un espacio desde el que rehacer su vida. Pero su familia -su esposa y sus cuatro hijos-  no tuvo la misma oportunidad y permanece en la Franja.

Desde hace más de un año y medio, Khaled intenta que ellos puedan reunirse con él en Guadalajara. En noviembre de 2023, la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio (CIAR) aprobó la extensión familiar de su asilo, un paso necesario para la evacuación consular humanitaria.
Aun así, la realidad no cambió. La burocracia y las dificultades sobre el terreno han mantenido bloqueada la salida de su familia, que continúa en Khan Younis, definida por organismos internacionales como una “zona de desastre”. Cada avance formal choca con la imposibilidad práctica de mover a quienes siguen dentro de Gaza.

Mientras tanto, Khaled vive en Guadalajara con una rutina marcada por la distancia. Su día transcurre entre trabajos, recados y conversaciones con conocidos, pero siempre con la preocupación constante por la situación de su esposa e hijos. La ciudad se ha convertido para él en hogar y refugio, pero también en el lugar desde donde intenta, sin éxito por ahora, que su familia cruce la frontera hacia un entorno seguro.

En los últimos años, el caso de Khaled se ha convertido en una historia conocida en distintos espacios sociales de Guadalajara. Su nombre aparece en iniciativas solidarias y en gestos cotidianos de quienes han seguido su situación de cerca. Para muchos vecinos, su historia hace visible la realidad de quienes, aun estando a salvo, viven con el corazón dividido entre la vida que construyen aquí y lo que ocurre al otro lado del mar.

Khaled continúa esperando el día en que pueda recibir a su mujer y a sus hijos en la ciudad que lo acogió. La misma Guadalajara en la que hoy intenta mantener la esperanza es, para él, el lugar donde quiere volver a reunir a su familia.