Los actos comenzarán la víspera, “Sábado de las Siete Tortillas” con la actuación del grupo de dulzaineros “Dulzaineros de la Pinocha” (Sigüenza), a las 9 de la noche en la Plaza del Trigo. La degustación gratuita de tortilla, chorizo y vino estará garantizada; el marco del evento, incomparable.

Y será a las 10 de la mañana del domingo de Pentecostés cuando los hermanos de la “Cofradía de la Santísima Trinidad” se reúnan en casa del Prioste para cumplir, fielmente, con el legado heredado de sus antepasados, el gremio de recueros y mercaderes: conmemorarán el traslado del monarca castellano Alfonso VIII desde la villa atencina hasta la ciudad de Ávila, burlando al tío leonés del rey niño, Fernando II.

Y no será otra fiesta “colorista”, “populista” y “costumbrista” más, de las muchas inventadas al abrigo de, por ejemplo, mercadillos medievales o acontecimientos literarios seudo-históricos, sacados de la manga por el político o visionario literario de turno. Los hermanos de la Cofradía darán vida a un acto relevante en la historia de Castilla, serán actores de un hecho que marcó el devenir de esta parte de España, hoy olvidada.

Cuando el espectador abandone la villa, con el recuerdo imborrable de los cofrades a caballo galopando entre los verdes trigales castellanos, recordará también, sin duda, un galope interrumpido hace casi cinco siglos: el galope de la memoria del pueblo de Castilla, que, por Pentecostés, en Atienza tampoco se olvida.

Este año los asistentes podrán participar en el “XI Concurso de Fotografía La Caballada-Santiago Bernal”, añadiendo su peculiar forma de pintar este lienzo en la historia de España que se cuelga en las paredes de Atienza el domingo de Pentecostés desde hace 856 años.