El frío de la calle Mayor se rinde ante la calidez de la solidaridad alcarreña
La campaña 'Ningún niño sin juguete' moviliza a decenas de voluntarios en el corazón de Guadalajara para asegurar la ilusión de 350 pequeños en la mañana de Reyes.
El invierno ha mostrado hoy su cara más gélida en Guadalajara, pero el termómetro no ha podido frenar el pulso de la calle Mayor. Entre el vaho de las respiraciones y el ajetreo de las compras navideñas, un grupo de voluntarios ha vuelto a levantar un muro contra la indiferencia. Bajo el lema "Ningún niño sin juguete", la ciudad ha transformado su arteria principal en un centro de operaciones donde la meta no es otra que fabricar sonrisas para el próximo 6 de enero.
Esta iniciativa, que ya suma más de dos décadas de historia, nace de la alianza entre el Ayuntamiento de Guadalajara y Cáritas Diocesana. Su misión para este año es clara: garantizar que la precariedad económica no robe la magia de la infancia en 350 hogares de la capital que atraviesan momentos de dificultad.
La juventud como motor del cambio
La estampa de este lunes ha estado marcada por la energía de 61 jóvenes procedentes de los centros educativos Maristas, Santa Ana y Santa Cruz. Estos voluntarios han desafiado las temperaturas mínimas para recepcionar, clasificar y envolver con mimo cada donación. Su trabajo es el primer eslabón de una cadena que termina en las Cáritas parroquiales, donde los juguetes se asignan cuidadosamente según la edad y las necesidades de cada menor previamente identificado.
La alcaldesa de la ciudad, Ana Guarinos, ha puesto en valor este compromiso colectivo durante su visita a la plaza Mayor, señalando que la campaña es ya un pilar fundamental de la Navidad guadalajareña. "Hoy demostramos que Guadalajara es una ciudad que se vuelca con quienes más lo necesitan", ha afirmado, recordando que este gesto va más allá de lo material: es un mensaje de esperanza para las familias.
Un compromiso que dura hasta el anochecer
La jornada solidaria no se detiene. Hasta las ocho de la tarde, los ciudadanos tienen la oportunidad de acercarse al punto de recogida en la plaza Mayor para entregar juguetes, siempre bajo la premisa de que sean nuevos o estén en un estado impecable. En este rincón de la capital, el papel de regalo es hoy el símbolo de una resistencia civil que se niega a permitir que la mañana de Reyes pase de largo por ninguna casa de la ciudad.
